El talento intergeneracional en la empresa es la convivencia de diferentes generaciones: Generación X, Millennials, Generación Z… Etiquetas para nombrar a grupos de hombres y mujeres nacidos en una fecha u otra. Pero, tras la etiqueta, hay jóvenes de 50 años y treintañeros conservadores. ¡Eso es lo bonito de la diversidad!
En una organización, se asocia al trabajador más veterano con sabiduría, experiencia y otras cuestiones que no tienen por qué quedarse sólo ahí. Quien posee un perfil creativo, no pierde la curiosidad al cumplir los 40 años.
Por otro lado, una persona de 30 puede apostar por estudiar unas oposiciones porque le parece algo seguro, lo cual le convierte en un perfil conservador.
La creatividad, la productividad y los beneficios son una fusión de edades y actitudes
Para que una organización sea lo más rica posible, el talento intergeneracional debería ser una de sus primeras asignaturas por cumplir.
No hay nada más enriquecedor que contar con diferentes puntos de vista. Por muy a la última que creamos estar, es un lujo contar con hombres y mujeres de diversas edades.
El lenguaje con el que nos dirigimos a un cliente puede convertirse en un problema si no sabemos cómo se expresan las personas de 27 años. De ahí la importancia de contar con una plantilla de todas las ‘cosechas’.
La teoría es fácil: generar equipos diversos de talento y de edad promoverá la convivencia, el intercambio de conocimientos y evitará la fuga del ‘saber hacer’, incitando a que el conocimiento se quede en la compañía y no se vaya con las personas.
¿Cómo lograr que el talento intergeneracional ayude a la empresa a crecer?
Si pretendemos que la diversidad funcional no sea un obstáculo para que un profesional tenga acceso a un puesto de trabajo, también confiamos en que una cifra no sea un problema para que un equipo funcione, además de enriquecerse a nivel personal y generar beneficios.
A las empresas todavía les cuesta ayudar a sus empleados a identificar su talento, lo que reforzaría el “cuidado de las personas de la organización” y algo más poderoso todavía: generaría un ambiente donde todos formarían una piña.
Hablar, mantener una comunicación activa y real donde el otro practique la empatía, se puede traducir en una conversación de una hora que puede dar lugar a descubrir que esa persona brilla además de en su puesto de trabajo, en otras áreas que ni hubiéramos pensado (las etiquetas y los estereotipos, otra vez…).
¿El talento intergeneracional es el futuro o el presente de las organizaciones?